jueves, 1 de marzo de 2012

Calados

El origen de los calados parece estar localizado entre la frontera portuguesa y las provincias andaluzas y extremeñas, dada la similitud de determinadas técnicas que en el desarrollo insular, han encontrado una particular manera de manifestarse.
 
La confección de los calados se realizó dentro de la unidad de producción familiar, al menos hasta 1891, año en que comienza a organizarse bajo el esquema de explotación estilo madeirense. Ya en 1901, el éxito productor y el auge en la demanda externa, benefician la apertura de la primera casa exportadora de calados insular.
 
El principal centro receptor en esos momentos fue Londres, que además tenía el monopolio en el abastecimiento de las materias primas para la industria.
 
La mano de obra necesaria era eminentemente femenina, se obtenía básicamente, en el ámbito rural, y concretamente, en las zonas dedicadas a monocultivos agrícolas estacionales.
 
Sin embargo, al acabar la Primera Guerra Mundial, la demanda de calados disminuyó considerablemente, y el número de caladoras fue mermando progresivamente hasta la década de 1950, momento en el que se crea la Sección Femenina, que reactiva este tipo de producción, dándole mucho auge.

Dentro de las actividades artesanas tradicionales de Canarias los calados siguen siendo considerados como uno de los trabajos más delicados y minuciosos del sector artesano. Podemos añadir, sin miedo a equivocarnos, que el calado ha sido la labor artesanal con mayor proyección en los mercados internacionales (Inglaterra, Estados Unidos, y en menor medida, Alemania y Francia). A lo largo del siglo XX, a pesar de la competencia extranjera (escosesa, madeirense y japonesa), esta producción logró mantenerse gracias a la mano de obra barata y femenina de los sectores populares más desfavorecidos. Así el intermediario y empresario aportaba la tela y compraba el producto final, la repartidora que servía de enlace con el empresario repartía las telas una vez marcadas y las caladoras realizaban el trabajo. El otro modo de producción era por encargo, donde el cliente daba la tela a la caladora a la vez que se acordaban un precio.
 
Ya en la década de los años sesenta del siglo XX, la transmisión de conocimientos y el mantenimiento del oficio de caladora jugó un papel relevante en los Talleres de Artesaní creados por la Sección Femenina en las distintas islas del Archipiélago. Situación que podemos transportar a nuestros días con la creación de Talleres de Empleo y Casas de Oficios.

 
Taller Imprimir
ImageLa caladora realiza el trabajo dentro del ámbito doméstico, de manera que el bastidor o telas del calado, puede estar ubicado en alguna de las dependencias familiares. De esta forma, la artesana puede realizar su labor, de manera complementaria, a otras tareas u ocupaciones del hogar.
 
Herramientas Imprimir
Para la ejecución de los calados, se utilizan unas herramientas que también podríamos encontrar en los trabajos de costura, es decir: tijeras pequeñas de punta fina, hilo para tensar (hilo carrete), agujas de calar y dedal. El elemento singular es el bastidor, que es una estructura de madera en la que se fija la tela para facilitar la tarea.

Cuando el bastidor que se utiliza es amplio, se recurre al uso de burras sobre las que apoyar para mantener la obra en horizontal, y bien fijada.
 
Materias Primas Imprimir
Los materiales que se utilizan para realizar las labores de calado son las telas de lino y los hilos de algodón. En cuanto a las telas para realizar piezas grandes (manteles, bandejas, caminos, toallas), que necesitan consistencia, se usa: algodón, tergal, batista.

Para los manteles, de cualquier tamaño, la artesana utiliza la tela de lino (popularmente denominada de hilo), y para los juegos de sábanas, blusas y pañuelos, se utiliza la tela de algodón.

Para calar las telas de lino se utilizan ovillos de perlé de los números 16 y 20, y madejas de perlé del nº 8; para tela de algodón se usan ovillos de perlé del número 20 y madejas de perlé del nº 12; mientras que para el caso de la batista, los normal es el empleo de hilos finos de coser a máquina y madejas de bordar.
 
Proceso de trabajo Imprimir
El calado consiste en deshilar el tejido logrando con ello diversos y complicados dibujos sobre la trama del mismo. Estos dibujos parecen inspirados muchas veces en la flora o en motivos arquitectónicos que igualmente han tomado sus formas de la naturaleza.

Para calar, se siguen los siguientes pasos:

Cortar la tela según las medidas del trabajo que se va a realizar.

  • Marcado de la pieza, que se hace tanto en horizontal como en vertical, dejando 2 cm de borde.
  • Puntillo, para evitar que la tela se deforme al deshilarla.
  • Deshilado o sacado de las hebras, cuyo esquema irá en función del diseño a calar.
  • Puesta en el telar. Se sujeta al trozo de tela clavado en los listones, se le ponen las varillas, y se colocan la tachas, dejando la tela tirante; y luego, tensamos con hilo desde la tela a las varillas.
  • Calado de la tela, que consiste en ir atando las hebras sueltas que han quedado en el deshilado, e ir hilando los espacios vacíos, adornándolos con una amplia gama de dibujos.
Una vez confeccionado el trabajo elegido, se pasa a la última fase del trabajo con:
  • Remate con un festón por todo el borde de la pieza.
  • Lavado de la pieza en el telar, y secado al sol.
  • Recorte del festón.

El proceso de aprendizaje de los conocimientos se transmitían de generación en generación y requería comenzar desde muy corta edad. Era una labor femenina donde la repartidora, o persona cuyo negocio era repartir las telas y los diseños,distribuir el trabajo entre las caladoras en función de la edad y de la destreza que cada una mostrase y por último recoger los calados terminados para comercializarlos.

Marcado de la pieza Deshilado
Puesta en el telar Calado de la tela
 
 
 
Tipología Imprimir
Tal y como ya ha quedado reflejado en el desarrollo de este apartado, muchos de los productos que elaboran estas artesanas, están vinculados con "la ropa de casa", que es como genéricamente se conoce a ese amplio ajuar con el que se visten y decoran muchos hogares isleños.

Las partes decoradas de las piezas caladas son los bordes y el centro. Los puntos que se utilizan reciben diferentes nombres, según la forma y la zona donde se realiza el trabajo, algunos de estos son: coser y cantar, redondel, redondillo, flor de tela, flor de almendro, galleta, madrigal y fino.

Algunas piezas que podemos encontrar elaboradas con esta técnica del calado son: manteles, colchas, sábanas, toallas, tapetes, caminos de mesa, pañuelos, bolsas de pan, cortinas, delantales, blusas o prendas de vestir del traje tradicional.

 
Bibliografía Imprimir
Los contenidos de este apartado son un resumen de las obras de:

SOSA MARTÍN, Blanca Rosa (1993): Calados Canarios. Colección: Cuadernos prácticos de artesanía nº 1. Ed. FEDAC/ Cabildo de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria.

SOSA MARTÍN, Blanca Rosa (2002): Calados Canarios. Colección: Cuadernos prácticos de artesanía nº 2. Ed. FEDAC/ Cabildo de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria.

CABRERA BETENCOR, Mª del Carmen (2001): Calados de Fuerteventura. Cabildo de Fuerteventura. Puerto del Rosario.

BALBUENA CAST